Culminó ayer la Copa del Mundo de tiro que se disputó en Lima, Perú, apenas días después de la desarrollada en Buenos Aires. Y el argentino más destacado en la capital peruana fue nada menos que el tucumano Joaquín Cisneros (h), que fue finalista en la competencia de foso olímpico (Trap).
En la Copa del Mundo de Buenos Aires, Cisneros había tenido un gran comienzo en la etapa clasificatoria, pero no pudo sostener el nivel y terminó sin chances de acceder a la final. En Perú, tuvo revancha.
Tras un primer día casi ideal, donde acertó 73 de 75 disparos -algo que lo ubicó transitoriamente en el tercer lugar-, Cisneros completó la fase clasificatoria con una gran performance, acertando 49 de 50 disparos. Con 122 aciertos en 125 intentos, el tucumano terminó sexto entre 54 tiradores, a sólo un acierto de los dos mejores de la primera etapa, y sacó boleto para la final por primera vez en su carrera.
El joven de 19 años no pudo sostener el impactante nivel en la final, y con 20 aciertos en 25 intentos, fue el primer eliminado de los seis finalistas. Sin embargo, redondeó un enorme torneo.
“La experiencia de haber acertado 122 es algo increíble. Es un número que me puso al nivel de los mejores del mundo. Me di cuenta que sí se puede”, expresó Cisneros, en diálogo con LA GACETA.
“El primer día, que quedé tercero en la tabla, fue algo increíble, mirar la lista y ver mi nombre ahí. Era emocionante. Pude mantener la calma para el segundo día, que era decisivo. En la final tiré muy bien también, pero no me alcanzó para seguir de pie. Fue increíble estar en una final del mundo. Disfruté todo el torneo, sin nervios, sin presión, y tirando con el corazón siempre”, completó Cisneros, que con apenas 20 años, volvió a tirar tras algunos meses alejado de la disciplina por falta de apoyo, y se ilusiona con lo que viene.